Devaluación.

Sauces que se quedan sin hojas
y me atraviesan con sus ramas afiladas,
pero añoro su frondosidad;
aún así me tengo que ir.

Y me pregunto por qué siquiera
dejé que creciera si ahora
sólo me dedico a talar su tronco
y a gritar mientras separo las astillas
de mi piel.

Lo que fue una selva ahora
es desierto,
y lo único que escucho es el latido de mi corazón
retumbando en el vacío,
como un tambor en un féretro.
Mis caminos se bifurcan y ya no sé
si quiero la sombra de los árboles
o quiero morir abrasada en soledad.

¿Acaso todo fue una mentira?
¿Acaso las raíces se agarraron a mis entrañas
sin yo querer?
Y ahora todo e(re)s intrascendente.
El sauce está ardiendo,
muriendo ahogado,
y exclusivamente me acerco a él para avivar
el fuego.

Mírate,
después de plantar y regar,
lo único que hacen tus razones
es matar.
Las comparaciones son odiosas
porque acabo quedándome en la oscuridad
añorando la primavera,
cuando lo único que hace mi cabeza
es pintar rosas de negro.

Dime, ¿voy a conseguir
despintar todos mis campos?
Dime, sinceramente,
¿vas a quedarte a pesar de extinguirte todo en sueños
menos el fuego?

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