La rabia.

Siempre fallas
y te arde el pecho,
pero callas.
Los puños tienen ansias,
pero no les dejas.
La garganta se remueve
y prepara,
pero no le das el turno
de palabra.

Siempre en silencio,
tragando polvo cada vez que te caes,
y la gravilla se te está incrustando en las heridas.
Dime la verdad,
estás harta de ser buena.
Estás harta de esconder tu oscuridad;
hacerlo te enloda el pecho.
Dime la verdad,
te mueres por atreverte.
Por dejar el miedo y la vergüenza de lado
y hacer todo aquello
que tu cabeza no te ha dejado.

Siempre fallas,
aprietas las manos
y ahogas quejidos.
Porque debes ser el ángel que
tu mente te obliga a ser.
Pero quieres proclamarte infierno,
solo lo conseguirás cuando consigas
quitarme de en medio. 

Comentarios

Entradas populares