Alerta.
Si me pesan los párpados
quizá sea porque también me pesan los versos.
Porque quizá tenga que romper con la poesía
ya que seguir escribiendo es como volver
a abrir la herida.
Si la música se vuelve insípida
espero que sea porque estoy cansada
y no porque he vuelto a abrir la puerta
que acaba por dejarme siempre helada.
Si el pecho a veces me vuelve a impedir
respirar con normalidad
puede que sea porque la sangre de mis venas
circula a toda velocidad
y no porque vuelvo a tener los pulmones
enredados en pensamientos-preocupación.
Si mi reflejo y el bocado me vuelve a molestar algunos días
tal vez sea porque es parte del proceso
de aprendizaje de quererme y aceptarme,
en lugar de un paso hacia atrás.
Hay cosas que no puedo evitar sentir o pensar
y mi cuerpo a veces responde antes de que lo haga yo misma,
quizá por eso a veces tengo mil soldados
en la tripa, en la cabeza, en los huesos,
que no me dejan descansar.
Tal vez todo eso sea un aviso
o un susurro de parte del miedo
que no quiere que desentierre a mis muertos.
Mis bichos malos sí murieron para siempre,
espero.
Y sino, que me den una tregua, al menos.
quizá sea porque también me pesan los versos.
Porque quizá tenga que romper con la poesía
ya que seguir escribiendo es como volver
a abrir la herida.
Si la música se vuelve insípida
espero que sea porque estoy cansada
y no porque he vuelto a abrir la puerta
que acaba por dejarme siempre helada.
Si el pecho a veces me vuelve a impedir
respirar con normalidad
puede que sea porque la sangre de mis venas
circula a toda velocidad
y no porque vuelvo a tener los pulmones
enredados en pensamientos-preocupación.
Si mi reflejo y el bocado me vuelve a molestar algunos días
tal vez sea porque es parte del proceso
de aprendizaje de quererme y aceptarme,
en lugar de un paso hacia atrás.
Hay cosas que no puedo evitar sentir o pensar
y mi cuerpo a veces responde antes de que lo haga yo misma,
quizá por eso a veces tengo mil soldados
en la tripa, en la cabeza, en los huesos,
que no me dejan descansar.
Tal vez todo eso sea un aviso
o un susurro de parte del miedo
que no quiere que desentierre a mis muertos.
Mis bichos malos sí murieron para siempre,
espero.
Y sino, que me den una tregua, al menos.
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