Limbo.

La sangre dejó de correr
por mis frías venas.
Y esperé. Esperé a ascender
a un lugar en el que poder descansar.

Mis ojos irradiaban toda la tristeza
con la que me fui aquella noche.
Mi corazón ya no palpitaba,
y me fui a aquel lugar sin reproches.

¡Que va a ser de mí sin ni así descanso!
Ni en este camino hacia la luz
veo sentido a seguir andando.

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