No.

Recuerdo que una noche
me sumergí en cera caliente
mientras bailaba ardiente como un pabilo.
Y nada quemaba aunque
fuera el mismísimo Tártaro,
porque el vacío inundaba las sombras
y así me apagaba.

Recuerdo una mañana
en la que las cortinas quebraron
la oscuridad y yo,
tuve que abrir los ojos.
Me calcé de blanco y negro
y un trozo de cristal entre mis dedos,
esperando a que la llama derritiera mi esqueleto
por sorpresa.

No recuerdo una noche
porque no estaba dispuesta
a almacenarla en mi memoria,
y me bañé en veneno y fuego
esperando desaparecer entre la pira.
Tampoco recuerdo otra en la que
pasé de ser carne a ser chatarra,
como si alguien hubiera apretado
mi botón automático.

No recuerdo una mañana
en la que me puse un antifaz,
para que mi alma no viera la realidad,
y la goma se rompió,
y se enredó en tu cuello para ahogarte;
yo me quise ahogar contigo.

Y nunca llegaré a recordar-olvidar
crepúsculos
ni auroras,
porque todo es día o noche.
Luz.
Oscuridad.
ClaroscurNo.
GriNo.


No.


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