Virginia Woolf.
Queridísima,
estoy segura de que estoy
enloqueciendo de nuevo.
Cada poro de mi piel
ansía que me apaguen este incendio.
Y no importa cuánto esté ardiendo,
porque siento profundamente
en el pecho,
que no hay remedio.
Gasolina corre por mis venas
y cada respiración
perpetua mi fuego.
Creo que no puedo
volver a pasar por otra de esas
terribles rachas.
Mis esperanzas se están desvaneciendo
junto a todo lo que había dentro de mí;
he pasado de ser rosa fresca
a ser jarrón sin agua dentro.
Arráncame esto,
antes de que me convierta en cenizas
y me lleve el viento.
R.
R.
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