Edén.

Bailemos al son de notas jamás tocadas
cada vez que el mundo nos arroye
con la fuerza marina de Poseidón.
Arranquemos las malas hierbas de nuestro jardín
y plantemos existencia plena en él.
Seamos una simbiosis de vida
cuando la oscuridad nos tale el aire.
Creemos melodías que nos arrullen
en cada noche de insomnio.
Florezcamos cada estación
al eco del ocaso.

Sé mi musa en un papel en blanco,
para que te pueda dibujar a (v)be(r)sos
con la exactitud de cada curva de tu cuerpo afrodisíaco,
para que componga sonatas con los lunares de tu espalda
con la suavidad de tu voz cuando el mundo grita y tú me callas.

Existamos de manera que cada losa de cada ciudad
que pisemos nos recuerde por la fuerza de nuestra pisada.
Enterremos esa abulia por la supervivencia,
para ser nosotras,
juntas,
libres.

Sé el anillo de mi planeta
para conocer cada noche junto a las estrellas
el mecer de tus caricias.
Seamos distancia,
para reconstruirnos al romperla.

Simplemente,
en la oscuridad,
cuando las ganas no pueden más,
cada día de nuestra vida,
seamos.

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