Anatomía emocional.

Sobre los párpados gotas de lluvia que no caen
y estancan la mente.
Pupilas de pozo negro y blanco,
labios que braman.
Entre las costillas pedazos cáusticos del pasado,
y una granada latiente que corroe el camino.
Sobre las manos castillos de arena que se deshacen
con un soplo helado de pulmón.
En las entrañas retales de emoción contenida,
escondida,
un amasijo de lodo negro y viscoso.
Piernas de autómata que caminan sin dirección fija,
convulsas,
sumisas.
Pies cansados de las chinas de sus zapatos
y del relente que les calan la anatomía.

Volvamos a empezar.

Párpados agitados y pupilas iluminadas.
Labios en parábola.
Costillas llenas de mariposas que impulsan a vivir
y un corazón que aniquila miedos.
Manos apretadas, preparadas para la batalla,
a pleno pulmón.
Entrañas que supuran luz volcánicamente,
sin formar costras al rededor.
Piernas que corren de ilusión por avanzar,
dueñas de sí,
amando el camino,
seco y tranquilo,
con amaneceres color pastel.

Volvamos a empezar.



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