A Sylvia Plath. [II]
Oh, Sylvia,
siempre tú tan acertada
clavando con tus palabras
el dardo en la diana de mis incógnitas.
Y es que me siento igual que Esther,
dentro de una campana de cristal,
encerrada,
como un espécimen
de la ruina.
Sylvia,
he estado pensando en cómo
deshacerme de esta campana
y solamente me ahogo en el formol
que mantiene mi piel en el estado perfecto,
pre-putrefacción.
Sé que tú no dejaste de martillear el cristal,
día tras día,
hasta que te quedaste sin fuerzas.
A veces me gustaría
acompañarte donde quiera que estés ahora,
que compartamos nuestras poesías enfermas
y que apaguemos las llamas de nuestro incendio mental
con nuestro arte.
Pero sé que hubieras querido que lo único
que marcara a fuego
fuera en mi cabeza,
ese "I am"
que a Esther le devolvió la fortaleza.
Espero poder conseguir
terminar tu trabajo,
y romper esta campana de cristal
que encapota mi realidad
y nubla mi juicio.
siempre tú tan acertada
clavando con tus palabras
el dardo en la diana de mis incógnitas.
Y es que me siento igual que Esther,
dentro de una campana de cristal,
encerrada,
como un espécimen
de la ruina.
Sylvia,
he estado pensando en cómo
deshacerme de esta campana
y solamente me ahogo en el formol
que mantiene mi piel en el estado perfecto,
pre-putrefacción.
Sé que tú no dejaste de martillear el cristal,
día tras día,
hasta que te quedaste sin fuerzas.
A veces me gustaría
acompañarte donde quiera que estés ahora,
que compartamos nuestras poesías enfermas
y que apaguemos las llamas de nuestro incendio mental
con nuestro arte.
Pero sé que hubieras querido que lo único
que marcara a fuego
fuera en mi cabeza,
ese "I am"
que a Esther le devolvió la fortaleza.
Espero poder conseguir
terminar tu trabajo,
y romper esta campana de cristal
que encapota mi realidad
y nubla mi juicio.
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