Luto.

Hace un año.
La eternidad tras estos
barrotes que aquella noche
me hicieron estallar.
La ventana repleta de polvo
que ellos intentan limpiar,
en vano.
Las alas rotas que intentan
curar,
aunque ya hiciera siglos
que me convertí en un ser áptero.

Y hoy, me visto de luto
por aquel suceso,
que debía haberme llevado al
Hades,
que debía de haberme dado
vida fuera de los mortales.

Mortaldad.
Ya perdió sentido esa palabra
en mi alma,
que después de tantos inviernos
anda congelada.
Y he construido una coraza
a prueba de balas,
de sus balas blancas
y medicinales,
de sus fármacos
y sus palabras banales.
Cualquier ayuda ajena
es como inyectarme
aire en las venas,
muerte súbita
e inmediata.

Y no puedo parar de pensar
en aquel crepúsculo
hace un año,
que derritió mi corazón
como si se tratara de cera,
y entre lágrimas
a partir de ese día
me pegué esta máscara que
aún perdura.

No más muestras
de dolor,
no más lágrimas tras mi caparazón;
me ahogaré en mares
de negrura y
permitiré que este nudo me ahogue
antes que perder frente a ellos
la cordura.

Hace un año,
y por dentro voy de luto
aunque mi sonrisa
esté pintada de carmín
policromado.