Vaivén de la 1:30 am.

Reanímame.
De un guantazo o un abrazo.
Desgarrándome el miedo
o intentando encajar mis piezas,
que creía soldadas
y vuelven a estar rasgando mis zapatos.

Enciéndeme.
Con fuego o besos,
con furia y recuerdos,
que no paran de apuñalarme las ganas
de vida que tanto me ha costado salvar
y ahora mi cabeza está rematando.

Soy una máquina averiada de serie,
un corazón con latidos cansados
y alma de poeta con versos rancios.
Soy mitad sol, mitad luna,
y aunque sangre por heridas que
aún no localizo
sigo brillando.

Desátame esta tristeza que viene y va
cuando el tiempo lo quiere,
que yo ya me he cansado de noches
con lagrimales intactos
y la psique hecha pedazos.

Eso sí, hazme olvidar todo lo escrito,
porque
he caído,
pero desde el suelo,
sigo mirando al cielo. 

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