Hundiéndome.

Surcando los mares
de mis dolores
me ahogué en pensamientos
sin posibilidad de soltar últimos alientos.

Medio muerta
medio viva,
floté a la deriva
hacia una pequeña isla
donde poder reposar mi alma dolida.

En la infinidad de las olas
esperé largas horas
un milagro, en la noche.
Sin reproche
y sin sustento,
me hundí, no lo desmiento.
Por haber esperado en la oscuridad,
por no haber vencido esta debilidad.

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