Tormenta.
Bajo la luz de una tenue vela me encuentro,
al borde de dejar de alumbrar,
a causa de este viento ensordecedor.
Añorando tus brazos,
y cada una de la constelaciones de tus lunares,
que tantas veces he contado.
Con el anhelo de tus besos a flor de piel,
y tus susurros en mi oreja,
que me hacían estremecer.
¿Porqué? ¿Porqué me dejas?
El sol se está poniendo,
y aparecen nubes negras.
Se avecina tormenta.
Tormenta la que siento,
cuando huele a ti en mi almohada;
tormenta que duele por tu ausento.
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