Requies.

Tremebundas mis frías manos,
amarillas y temblorosas,
incapaces de despegarse
de mis ojos.
No quiero ver lo que está en frente,
no quiero ver el reflejo,
no quiero ver la luz.

Ansío salir de esta oscuridad
de la misma manera
a la que amo cómo me arropa.
Duelen las sombras y la soledad,
pero da demasiado miedo
mirar y avanzar.

Obligada a caminar sin quererlo,
resignada a seguir
cuando hiere hacerlo.
No quiero verme nunca más,
romped este dichoso cristal.
Estoy aferrada a este mundo
helado y tenebroso,
que me congela la sangre
y junto al dolor, a veces,
da placer.

No quiero escalar esta montaña,
es demasiado alta para mi
quebrada alma.
No, no y no.
No quiero ver mi silueta más,
no quiero respirar este aire que
quema mis entrañas sin parar.
Requiem quiero escuchar,
y oler el dulce
aroma a azahar.



Comentarios

Entradas populares