No sé.

He perdido el norte
y he encontrado el sur,
caliente, negro e hiriente.
Bajo tierra paso mis días
con sus noches
intentando acabar con todo
y lanzarme al hoyo.
Y nadie lo ve.
Nadie me ve.
Porque he perdido el norte
y jamás lo volveré a encontrar,
porque ahora el infierno es mi tierra;
porque ahora el dolor es mi vida.
Y la sangre y las lágrimas
son mi día a día.
Y no puedo más.
Porque no recuerdo cómo era
el norte
y no puedo escapar del sur.
Porque consumo recuerdos
sin parar,
y me consumo a mí misma haciéndolo.
Porque respirar parece cómo intentar
resolver una ecuación sin solución.
Porque pensar hace que mis muros se
conviertan en ceniza y yo junto
a ellos.
Porque ya no sé qué es real.
No sé si soy real.
Porque ya los daños y los años
pesan demasiado.
Porque ya no me quedan fuerzas
y hay demasiadas flaquezas.
Porque he perdido el norte
y no quiero encontrarlo.
Porque he perdido el norte
y soy incapaz de salir del sur.

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