Demencia.

Y es de locos que un vacío
llene tanto,
y que las lágrimas hayan conseguido
secar hasta el mínimo centímetro de mi cuerpo.
Es de locos ahogarse en la inmensidad
de la nada y respirar un aire que en vez de darte vida, te mata.
Totalmente de locos.

Y el mundo me rechaza. Como una maquina a la moneda equivocada,
como un tipo de sangre en el organismo erróneo.
No importa qué camino coja, porque
siempre acabaré tropezando,
y da igual qué camino siga cuando
te da igual donde estar.

Es de locos esperar a la esperanza
y que duela el dolor.
Y también es de locos sentir que las
palabras que retumban en tu mente
te exprimen el corazón como si se tratara de una naranja.
De mí no queda jugo, ni aroma.
Ni dulzura o acidez.
Ni siquiera la amargura del café
fluyendo por mis venas.
No me quedan lágrimas, ni caminos
que andar, porque mis pies están
absortos por este suelo que me quema
y me calcina la piel sin dudarlo.
Y no hay azúcar ni sacarina que me
endulce la vida y los días,
no hay nada que el destino
o el fulgor por el final no puedan evitar.

Comentarios

Entradas populares