Lucifer.

Sigo sangrando dolor
y respirando veneno.
Entre mis costillas se filtra
el aire contaminado
de mis pensamientos.
Arden las palabras no pronunciadas
y se ahogan en las lágrimas
aún sin derramar.
Toqué de nuevo,
con la punta de mis dedos,
el límite.
El fin.
Sentí nuevamente
la explosión de mi alma,
palpando el desenlace con mi mirada,
inundada en lágrimas.
Buscando lo inencontrable,
queriendo lo indeseable.

Sigo sangrando.
Sigo respirando,
solo suspiros.
La aridez de mi corazón
me está corrompiendo.
Saboreo el dolor
como algo dulce
y la luz se percibe inalcanzable.
Vomito versos
y me clavo astillas
de rimas no escritas
que a nadie le gustaría leer.

Me asfixio.
Me asfixian.
El óbito me seduce
y el réquiem me ensordece
las entrañas.
Intento volar cayendo
en rampa.
Quiero comerme el suelo,
romperme el espíritu de bruces.
Liberadme de estas alas blancas,
soy un ángel negro destinado
a alzarme en las tinieblas.

Ya paladeo la podredumbre.
Mi descomposición.
Mis alas se están abriendo,
voy a impactar en la inmensidad
del final.
Temprano.

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